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sábado, 6 de agosto de 2016

Caballero uniformado al rescate


... o las ventajas de vivir en un pueblo y conocerse todos.
Una anécdota, al estilo de lo que le suele suceder a Yahoraquebonita y que ella cuenta con tanto arte.
Jueves 26 de abril. Escenario: un pueblo de 2kms cuadrados (ahora que lo pienso, tan grande como un Principado, jeje)
Terminé de hacer mis cosas, subo a mi coche para volver a casa. La primera salida a la Plaza de la Corredera, por la Travesía de la Dueña, está cerrada por un camión de descarga. Detrás hay otro esperando para salir. Sigo adelante para incorporarme a la Calle Pilar directamente desde la Calle Dueña (no hay más salidas, sólo estas dos) perooooo.... mi gozo en un pozo: un utilitario mal aparcado cierra el paso. Hay ya otro vehículo detrás del mío. Toco el claxon con energía y el dueño no aparece. Decido llamar a la policía local, ante la imposibilidad de regresar marcha atrás hasta la salida anterior, que, posiblemente, ya esté despejada. Como la ley del mínimo esfuerzo no va conmigo, llamo a casa para que me localicen el teléfono de los municipales en el libro de las fiestas, que no hay mejor agenda, mi marido me facilita uno al que llamo sin obtener respuesta. Otra llamadita, esta vez al Ayuntamiento:
- Ayuntamiento, buenos días.
- Hola, eres Maite, ¿verdad?, soy Raquel, ¿podrías darme el número de los municipales, por favor?
Maite, que es un encanto, me lo facilita en un pispás. Hale, otra llamadita, ésta sí es la buena.
- Policía Local, dígame.
No identifico la voz; le explico al policía la situación.
- Voy para allá, no tardo, estoy cerca.
Efectivamente, debía de estar bastante cerca porque enseguida llega, y compruebo que se trata del cabo. Echa una ojeada y se va; nooooo, no me seáis mal pensados, se va a aparcar, pero como tiene que dejar el coche allá a hacer puñetas, tarda en volver. Eso sí, cuando lo hace, ya ha llamado a la grúa. A todo esto, llueve a mares, y tanto la conductora del otro coche como yo, llevamos prisa. Podría dejar allí el mío y marcharme, pero no le dejaría salida a ella cuando el paso estuviera despejado, así que orillo el mío todo lo que puedo, pero ni aún así.
- Quizá si le doy para alante...
El cabo y la chica me miran pensando "qué va a decir ésta" o "qué va a hacer".
Al ver que mi intención es irme y dejar el coche estacionado de forma que no estorbe, el policía, vamos, Jose, que ya está bien de despersonalizarlo, me dice:
- Déjame la llave y cuando la grúa despeje esto te le aparco donde pueda. Díme dónde te dejo las llaves.
- Pues... me las puedes dejar donde Germán
Germán es mi compadre, y tiene un local por allí mismo.
Olé, solucionado, la otra chica no debía de entender nada, a juzgar por la cara que puso: el cabo no sólo me permitía marcharme sino que se ofrecía a aparcarme el coche y dejarme la llave donde mejor me viniera. Le dí las gracias y la llave, claro.
Pues sí, bajo la lluvia volví a mi casa, y un rato después mi coche estaba aparcado en la mismísima puerta de mi madre. Esto necesita explicación: el cabo creyó que yo vivía allí, vamos, que si es por intención, se puede considerar que me lo trajo a casa, y la llave no la dejó porque no encontró a quién, pero recurrió a Germán, como yo le pedí.
A esto se le llama tener la Policía Local a mi servicio, o Caballero uniformado al rescate.
Gracias, mi cabo.

sábado, 27 de septiembre de 2008

La culpable



La culpable de que ahora ande con un brazo, el derecho, en cabestrillo. Aquí mi menda lerenda, yo misma, acababa de fregar los suelos de mi casa (barro mi casita, laralá larita) y salgo a la terraza a hacer tiempo de que se sequen. Peeeeroooo, ¡oh! hete aquí que posada en la barandilla una mantis enorme parece decirme "Estoy aquí, posando para ti" Entré al trapo y a por la cámara, que la tenía escondida en mi dormitorio (sí, escondida, para que mi hijo no me la coja y me gaste batería y tarjeta grabándose) pero descalza, para no ensuciar lo mojado. Resbalón que di, movimiento brusco para evitar la caída, y la tendinitis acechante que salta como una leona de caza, !ayyyyyyy mi hombro! Ahora he de tener el brazo derecho en reposo durante unos días, después ya se verá, pero de momento ya ha intervenido mi amiga la fisio, mi joven tocaya, y me ha dado unos masajes y unos consejos que me han aliviado mucho.
Moraleja: Todo por una buena foto.
¿Quién quiere escarmentar?

Una ocurrencia de http://es.geocities.com/lamejorcosecha1965/entinexistplatn.jpg

miércoles, 28 de noviembre de 2007

¡Qué mala es la edá!

http://www.ideal.es/granada/prensa/fotos/200701/11/011D1GRA-LGR-P1_1.jpg

Hoy me ha ocurrido algo que me ha confirmado definitiva e irrevocablemente que me estoy haciendo mayor. Y es que hay dos síntomas impepinables que se han manifestado de forma contundente esta tarde cuando venía de recoger a mi hijo del colegio.
Al llegar a la altura de una de las entradas del Encinar, me ha parado la guardia civil, un control rutinario; un guardia joven, guapo, sonriente, educado y con una voz seductora que parecía que en vez de el carné iba a pedirte.... tabaco, me ha pedido el susodicho carné.

- Buenas tardes, señora. ¿Me permite su carné de conducir?
- Un momento, por favor, lo llevo en el bolso. (Esto significa que he tenido que vaciar prácticamente todo el contenido del mismo hasta que ha aparecido el jodío documento)
A todo esto, el benemérito sin perder la sonrisa ni la compostura. Le alargo el papelico. Me pide el seguro, se lo entrego y doy sin querer al limpia.
- Señora, está funcionando el limpia.
Y yo con cara de gilipollas diciendo que sí e intentando apagarlo (aiiinnnnssss tanta electrónica, joé)
Pues nada, que me lo devuelve y se dirige de nuevo a mí:
- Señora, ¿sabe que le caduca el carné el mes que viene?
- Sí, sí, ya está tramitado.
Y le enseño el sello.
- Sí, si sólo quería informarla. Puede seguir camino. Buenas tardes.

En fin, ahí van los síntomas.
Primero, y externo: el joven guardia me ha llamado "señora", con reiteración y alevosía.
Seguno, interno: empiezan a gustarme los jóvenes, señal inequívoca de madurez.

¿Qué? ¿Es mala la edá o no lo es? ¡Ayyyyyyy!



Una ocurrencia de http://es.geocities.com/lamejorcosecha1965/entinexistplatn.jpg

domingo, 17 de junio de 2007

Lo colocamos


Por fin hemos colocado al soltero de oro. Ha costado, pero ya lo hemos conseguido. Ayer por fin dio el "sí quiero" Hacía tiempo que no me reía tanto y lo pasaba tan bien.
Lo curioso es que al llegar a Madrid me dio por pensar lo bonito que sería encontrarme por casualidad con algunos de mis amigos blogueros, que viven allí. Eso hubiera sido ya la guinda del pastel. ¡Qué noche tan buena! Cena sin niños, en buenísima compañía, celebrando la felicidad de un amigo, ¿se puede pedir más?

Nota.- el novio, guapísimo, creedme, pero sin su consentimiento no voy a mostrarlo, y aún no he tenido ocasión de pedírselo (a estas horas debe de estar disfrutando de las playas polinesias)

La noche nos atrapa

La noche nos atrapa

Noche fascinante y fascinadora

Corren paralelos el intimismo y el sentimiento con el costumbrismo. Como eje y escenario de todo ello, la noche, fascinante y fascinadora. Un pueblo cualquiera de la España de los primeros noventa. La noche marca a los personajes de una historia en la que se recogen vivencias que muchos han sentido en su propia piel. Sentimientos exacerbados al abrigo de la noche que atrapa a los protagonistas y, espero, a los lectores.

Crítica de Ana Mª Moreno Fernández, escritora, autora de La princesa triste.

Nada más recibirle me puse a leer. Toda la noche en vela, me atrapó la noche, me atrapó su lectura. Novela costumbrista y fiel retrato de las chicas de aquellos finales de los 90, de educación casi retro. Novela de sentimientos, de sufrimiento, de ilusiones, de amores…. Novela de “noche”, noche fascinadora que nos atrapa. Novela completa, en una palabra: MARAVILLOSA.

A la venta en

La princesa triste

La princesa triste

De miedos y traiciones: de amor y desamor

La historia de un a mujer que cree tenerlo todo hasta que cae en la cuenta de que ha sido traicionada y de que sus relaciones han fracasado. Se le revela con toda crudeza lo efímero de ciertos aspectos de la vida. A pesar de ese amargo trago de la traición, logra reencontrarse con amores perdidos y deshacerse de los miedos de toda una vida.

A la venta en

A la sombra del cuento

A la sombra del cuento

Cuentos susurrados

La conocida narradora Charo Pita nos regala una excelente colección de cuentos que parecen susurrados desde muy cerca. Cuentos intensos, emocionantes y de una gran hondura, cuentos que, desde el momento que pasan por el ojo ya nunca se separan de nosotros. Cuentos íntimos, de una gran calidad literaria, que son un regalo para el corazón.

Cine, cine, cine

Más cine, por favor, que todo en la vida es cine, y los sueños cine son. (Luis Eduardo Aute)

Ellos

Mis mitos: no están todos los que son, sí son todos los que están.

Jorge (sí, es él, George)

Cary

Monty

Errol

Paul

Rock

Sean

Clark

Greg

Burt (lo siento, Milindris)

Bogart (no era guapo ¿y qué?)

Brando (el bruto bello)