Pues aunque ahora están en desgracia el concepto y la palabra, voy a hacer patria, chica en este caso, porque este post voy a dedicarlo a mi pueblo. Nací y me crié aquí, así que soy pinche por partida doble (ya conocéis aquello de "uno no es de donde nace sino de donde pace") Aquí vivo y creo que aquí seguiré, porque no sólo es mi pueblo, es que siento que también es mi sitio. Me encantaría conocer mil lugares, qué digo mil, millones de lugares que me fascinan ya tan sólo con lo evocador de su nombre, pero siempre volvería, lo sé.
Y no se lo dedico sólo por el amor que le tengo, pese a sus muchas deficiencias (eso de que el amor es ciego siempre me pareció una tontuna, como decimos acá) sino por una razón especial: este año se cumplen 575 de su fundación. ¿Tiene solera San Martín o no la tiene?
Os dejo unas imágenes de algunos de sus rincones.

Parroquia de San Martín de Tours, debida al arquitecto Juan de Herrera. Iba para catedral, pero se acabó el dinero.

Imagen tomada el día de la Romería (Lunes de Pascua) en la zona de pinar del entorno de la Ermita. Es el Pantano de San Juan.

Volvemos al casco urbano: castillo que fue de Don Álvaro de Luna, valido de Don Juan II de Castilla. Por deformación fonética, se conoce como castillo de la Coracera (agggghhhhhh), cuando debería ser, en todo caso, Castillo de los Corcuera.

Panorámica del pantano desde el llamado Alto de Canto Redondo, finca particular, abierta no obstante practicamente siempre. Las vistas desde allí son absolutamente espectaculares.

Avenida del Ferrocarril, interminable, salpicada de parques y de algunos edificios de utilidad pública como las Casas de Niños o la Casa de la Juventud.

La Plaza Real, donde, como es lo normal, se ubican el Ayuntamiento y la iglesia parroquial consagrada a San Martín de Tours (Había siete: Valdeiglesias es una abreviación de "Valle de las siete iglesias", nombre original del pueblo)
Una ocurrencia de 